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23 de mayo de 2013

Sentirse objeto

Cual fue mi sorpresa cuando una de las cosas que no entendía en este mundo de BDSM se me reveló. Me he sentido objeto por unos instantes, es una sensación extraña, parecía inanimada y sin sentido, mi mente solo podía pensar en que era suya, que mi voluntad era la suya y mi mayor anhelo era que me utilizara a su antojo.

Antes no podía creer que se sintiera excitación al ser usada como objeto, ni que al usarlo el dominante sintiera a la vez excitación, y lo he comprobado, no es que anulara mi voluntad, ni mi poder de decisión, ni siquiera mi personalidad. Era yo misma con mi sano juicio, mi personalidad, mi poder de decisión y mi voluntad, pero llegando al éxtasis, abandonando mis fuerzas para que él las recogiera y las utilizara como más convenía en ese momento, y supo darme lo que quería en ese momento, supo leer mi pensamiento, o yo supe lo que él pensaba, e hizo lo que sabía que iba a hacer. Creo que estamos alcanzando un alto grado de compenetración.

No fue el sentimiento que se siente cuando la otra persona te utiliza sin tu consentimiento, no te agrada, te menosprecia y quizás te humille. Me utilizó con delicadeza, con respeto y sabiendo que me gustaría. Me sentí alzada y adorada a la vez, aunque esta expresión sea insuficiente sentí su calor y excitación a la vez.

14 de mayo de 2013

Me doy permiso

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No he nacido para ser la víctima de nadie. No soy perfecto, nadie es perfecto y me permito rechazar  los esquemas ajenos: un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir: inhumano.


Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia. No espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender. Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio.
Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados: las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego.
Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.
Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo “normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo. 
Joaquín Argente.  Fragmentos publicados en: SaberPsicología.com 

Me esfuerzo por ser cada día mejor, me doy permiso y lo intento, pero a veces sucumbo a la cruel realidad, a lo dicho: el de ser humana. En ciertas ocasiones sufro por la espera de una llamada de teléfono, por una palabra amable o un elogio, deseo ser "normal" encontrarme siempre alegre, ser perfecto y mi estado emocional es una montaña rusa que sube a la euforia extrema y baja a la depresión angustiadora, soy controladora del tiempo y del espacio. Y mi mayor deseo es que seas feliz, tú que me lees y todos los que viven en este mundo. 

5 de mayo de 2013

Otra evolución en mi mundo de sumisa

Todo es una línea continua, no estamos solos en el universo, pensamos que somos únicos y diferentes a los demás pero lo cierto es que todos somos iguales, hay miles de personas que son como tú y como yo, que sienten, tienen necesidades, placer, angustias, que crecen y viven igual que todos.

Al principio de los principio de mi nacimiento en el BDSM me sentí algo mal y rara, no podía controlar mis emociones y envuelta en los tabúes que me marcaron en mi vida pensaba que este mundo no tenía cabida en mi vida, pero hoy me doy cuenta que hay más personas que viven este mundo con total normalidad. He ido creciendo avanzando y evolucionando y ya lo estoy considerando como algo de la vida, de mi vida.

Ayer salimos mi Señor y yo, como otras veces elegimos mi vestuario, me había regalado un par de prendas para lucir en estas ocasiones, y entre los dos decidimos el vestido, esto no se me hubiese pasado por la cabeza con anteriores parejas, pero ahora es lo normal, a mi Señor le gusta que esté lo más elegante para él. Así que me puse el corpiño de cintura que le gusta a él ya que no llega a tapar mis pechos, como soy friolera me permitió que eligiera la blusa de rejilla que ponerme encima. Me había regalado esas braguitas altas que moldean la figura con una gasa que transparentaban todo mi culo, una falda negra larga y estrecha que solo me deja dar pasitos cortos y los botines bajos. Y salimos.

En su guarida había más gente, un par de parejas conocidas, con gustos afines. No era la primera vez que estábamos entre amigos, pero esta vez me sentí más cómoda, mi punto exsibicionista estaba saliendo. Hoy al recordarlo me ha sorprendido la tranquilidad que había en el lugar, el hecho de que cada uno estuviera como se dice a su royo, a veces hablando de mordazas, de sumisos y látigos mientras tomábamos unas copas, otras veces cada pareja practicando como si no hubiese nadie más, unos jugando con las cuerdas de bondage, los segundos con sus látigos, y mi Señor con las pinzas y mis pechos.

Mi reflexión de hoy es ver como he evolucionado sintiéndome cómoda ante los demás en el mundo del BDSM ya que cada día aprendo cosas diferentes. Hoy mi Señor me ha venida a ver y aunque ha sido una visita informal charlando de las vanalidades de la vida, he visto su cara relajada y contenta, ayer fue una gran velada.