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4 de marzo de 2014

Carnaval


Os dejo algunas de las fotos que hicimos en la fiesta de carnaval el club social En la Orbita de IO

Saludos Perversos.

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Mi Señor y yo en carnaval

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Jugando 

foto-IO-carnaval
Foto en la Örbita de IO




20 de noviembre de 2013

Mis límites.

En el último encuentro con mi Señor intenté probar mis límites del dolor.


Un día descubrí que era un poco masoquista y no solo por gustarme las películas pasteleras que echaban en la tele, esas que te hacen llorar desde el minuto uno hasta el último minuto, sino era porque me gustaba sentir sensaciones extremas. Una caricia suave, muy suave puede ser tan extrema que te erice el vello, al igual que un latigazo en las nalgas puede hacerte contener la respiración.

Me propuse aguantar todo lo que mi señor quisiera imponerme, tenemos consensuado hacerle saber cuando estoy llegando al límite y él bien sabe cuando ha de parar para no causarme más dolor del deseado. Pero esta vez decidí no ponerme límites, parecer a alguna de esas sumisas de las novelas que están tan de moda. La prueba fue dura, ese día mi amo me ató a una silla, me amordazó y empezó a torturarme los pezones, como yo no decía nada ni siquiera me lamentaba ni suplicaba su clemencia, que parase, siguió con la cera, me horroriza en extremo pero aguanté el temor y el dolor. Viendo mi Amo que no decía nada me desató y siguió azotándome las nalgas con la pala hasta llegar al punto en que su excitación y su sentido común le hicieron parar.

He aprendido de este encuentro mucho sobre mí misma y también sobre mi Amo, ahora sé que la compenetración entre ambos es total, dónde están los límites y cómo comportarse para hacerle disfrutar. Sé que dolor me gusta y me lleva al éxtasis del placer y cual me hace sentir incómoda y humillada. También he aprendido que esto solo debe hacerse si estás muy segura de ti misma y de tu amo, y que los libros solo son literatura.


6 de junio de 2013

Los deseos, azotes y demás

Una sumisa no debería tener deseos, a veces sus deseos no son los de su Amo...  Amo no me azotes que he sido buena, sonrió pícara pues sabía que no era del todo cierto.

¿A quién le gusta que le azoten? si hacemos esta pregunta abiertamente todo el mundo respondería que a nadie le gusta sufrir el dolor que provocan los azotes. el primer día que mi Amo me azotó mis nalgas se reveló y mi mente se bloqueó, me preguntaba como puedo dejar que me azoten y lo peor después de varios azotes como es que he acabado sonriendo como si no hubiera pasado nada, un misterio. El dolor es parte del juego para algunos sumisos y sumisas, es soltar esa adrenalina que guardamos y deseamos hacer circular por nuestro cuerpo, excitación al esperar cuán fuerte será el azote y cuanto podremos soportar, llega un momento en el que la mente juega y transforma el dolor en placer.

Un día, de esos frías de invierno, mi Amo me llamó a su cuarto, estaba sentado en la cama, me hizo acercarme y que me echara sobre sus rodillas, con el culo hacia arriba, bien en pompa me ordenó. Me levantó la falda, bajó mis bragas y dejando mis algas al aire empezó a azotarme primero despacio, casi como una caricia y fue intensificando su fuerza poco a poco. Alternaba la nalga derecha y la izquierda a su antojo, notaba dolor en sus golpes pero mi coño se iba mojando en cada palmetazo. Empecé a emitir pequeños quejidos, hasta que solté un grito y él paró. Acarició mi culo ya enrojecido y el placer volvió. me ordenó incorporarme y poner mis prendar bien saliendo de la habitación.