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6 de junio de 2013

Los deseos, azotes y demás

Una sumisa no debería tener deseos, a veces sus deseos no son los de su Amo...  Amo no me azotes que he sido buena, sonrió pícara pues sabía que no era del todo cierto.

¿A quién le gusta que le azoten? si hacemos esta pregunta abiertamente todo el mundo respondería que a nadie le gusta sufrir el dolor que provocan los azotes. el primer día que mi Amo me azotó mis nalgas se reveló y mi mente se bloqueó, me preguntaba como puedo dejar que me azoten y lo peor después de varios azotes como es que he acabado sonriendo como si no hubiera pasado nada, un misterio. El dolor es parte del juego para algunos sumisos y sumisas, es soltar esa adrenalina que guardamos y deseamos hacer circular por nuestro cuerpo, excitación al esperar cuán fuerte será el azote y cuanto podremos soportar, llega un momento en el que la mente juega y transforma el dolor en placer.

Un día, de esos frías de invierno, mi Amo me llamó a su cuarto, estaba sentado en la cama, me hizo acercarme y que me echara sobre sus rodillas, con el culo hacia arriba, bien en pompa me ordenó. Me levantó la falda, bajó mis bragas y dejando mis algas al aire empezó a azotarme primero despacio, casi como una caricia y fue intensificando su fuerza poco a poco. Alternaba la nalga derecha y la izquierda a su antojo, notaba dolor en sus golpes pero mi coño se iba mojando en cada palmetazo. Empecé a emitir pequeños quejidos, hasta que solté un grito y él paró. Acarició mi culo ya enrojecido y el placer volvió. me ordenó incorporarme y poner mis prendar bien saliendo de la habitación.