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29 de diciembre de 2018

3 Instrumentos para inmovilizar

Un cepo, un par de guantes y un abrebocas son los tres  instrumentos que se ha utilizado para inmovilizar en esta sesión.


La sesión que hoy se realizó fue un poco dura para mi, se trataba de un castigo leve que me impuso mi amo por haber mencionado su nombre en las redes sociales, es muy discreto y prefiere mantenerse en el anonimato siempre que sea posible, aunque ya todos saben a quién soy fiel como sumisa. Quién me iba a decir que mi señor tenía tantas ganas de probar el cepo que él mismo realizó, que no dudó en sacarlo de su lugar y colocarlo aprisionando mi cuello y mis manos. Con el cepo cerrado con su candado no podía mover mis manos con lo que aprovechó para ponerme unos guantes bastante rígidos con los que no podía mover los dedos. 

Ya creía que era suficiente y me dejaría un ratito para que pensara en mis actos, cuando sacó una cajita en la que ponía "material medico - dentista", al verla supuse que tardaría en salir de la inmovilización en la que me mantenía, así que me puse nerviosa, pero no había nada que hacer no podía mover las manos, solo gimoteaba que fuera compasivo ya que había aprendido la lección y no volvería a utilizar su nombre en ninguno de mis escritos, siempre me referiría a él como mi Señor, mi Amo. Pero no se paró, de dentro de la caja apareció un instrumento de metal, mi boca se secó, y con toda la razón porque precisamente ese instrumento era para inmovilizar la boca, sin piedad me lo puso, yo no podía más que emitir sonidos guturales. 

Una vez con todos los instrumentos: cepo, guantes y abrebocas, puestos mi Señor se relajó y se sentó a contemplar la escena. A mi se me estaban cansando los brazos, ya que el cepo era de madera y pesaba lo suyo, no podía cerrar la boca y la saliva se acumulaba amenazando salir hacia el exterior como una pequeña cascada de un río tranquilo, empezó a gotear saliendo del interior de mi boca y cayendo desde mis labios un hilito de saliva, estaba babeando. 

Creo que estuve no demasiado tiempo según mi Señor, según yo una eternidad en aquella posición hasta que se dignó a liberarme de los instrumentos uno a uno, quedando yo muy aliviada. 

Me dejó marchar, aun sin antes prometer sería una sumisa complaciente y no le causaría enfado alguno a partir de este momento.