Muy buenas.
Hoy ha sido un gran día, he conseguido
realizar una de las órdenes de mi señor que me originaba más conflictos
interiormente, y he obtenido mi premio.
Al fín estaba
preparada para realizar lo que mi señor lleba mucho intentando realizar,
al final él notó que ya estaba lista, que el tiempo que ha dedicado en
el adiestramiento ha sido fructuoso. Lo sorprendente es que ha sido de
una forma casual, sin preparar la situación.
Después de
un día duro de trabajo a la salida me esperaba mi señor, no estaba
segura de si vendría pues él había salido fuera de la ciudad y no sabía
si volvería pronto ese día. En el camino a casa tubimos una conversación
sobre algunas de las normas entre amos y sumisos, me dijo que
últimamente había estado una esclava un tanto rebelde y tendría que
poner remedio, creo que el pensar qué haría conmigo le excitó y a mí lo
hizo el pensar qué se le había ocurrido ordenarme.
Cuando
llegamos él se dirigió al lavabo mientras iba diciendo que al final
haría sobre mí una lluvia dorada, él sabía perfectamente que era una de
las practicas que habíamos intentado realizar pero nunca llegábamos a
término, para mí era una humillación enorme, así que lo dijo mirándome
de reojo, yo no pude más que responder en tono de medio verguenza- medio
ansiosa- medio pícara,. ¿me lo insinuas o me lo ordenas mi amo?, él con
el gesto muy serio ante aquella rebelde pregunta, y creo que algo
enfadado me ordenó secamente que me quitara la ropa y me sentara, una
vez sentada, se bajó los pantalones, sacó su pene, yo sabía que esta vez
iba en serio que no sería como las otras que algún impedimento
involuntario impediría llevarlo a cabo, pero esta vez no dije nada, sólo
esperé muy nerviosamente a que mi señor hiciera que lo debía, y
dirigiendo su pene hacia mí, empezó a orinar sobre mi cuerpo y mi cara,
el líquido cayó en mi piel, noté que estaba caliente y aunque era un día
muy caluroso no me importó el ser mojada de aquella manera, pensaba que
iba a ser peor, era una de las peores humillaciones para mí, pero
resultó ser agradable, cuando acabó me ordenó que restregara todo el
líquido por mi cuerpo, y mis manos se pasaron por mi piel toda mojada
frotándola por todas partes, después de un tiempo que a mí me pareció
eterno, me dijo: "dúchate, eres una sirvienta muy marrana", se quedó
unos instantes viendo cómo obedecía y me introducía en la bañera y
después salió de la habitación dejándome sola,
Sé que
a mi señor le gustó el poder mojarme de aquella manera, después de
cenar como premio me llevó a pasear, eso sí, sin bragas debajo de la
falda, al parque cercano dónde algunos músicos daban su actuación, mi
felicidad por haberle complacido fué total.