El otro día tube el atrevimiento de asesorar a una chica joven y dulce. Fue una noche deliciosa, compartir mis experiencias y conocimientos con ella me hizo sentir más segura, charlamos sobre lo que era el BDSM para cada parsona, cómo se podía vivir y me complació hacer una demostración junto con un sumiso que andaba por allí (siempre bajo la atenta mirada de mi Señor).
Pocas son las noches que disfruto de la compañía de otros semejantes con pretensiones parecidas a las mías, cada vez me siento más cómoda y me place jugar con amigos. Un beso a todos vosotros, a los que veo amenudo y a los más lejanos.
Al acabar la noche pude complacer a mi Señor con mi actitud, me permitió despedirme de las dóminas que nos acompañaban con una adoración de pies.