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8 de mayo de 2015

¿Bondage, Shibari? o simplemente sentirse atada.

Últimamente oigo hablar del Shibari, según dicen un arte japones de las cuerdas, lo que viene siendo el bondage, palabra francesa que se utiliza comúnmente para definir la técnica de atar ya sea por medio de cuerdas, pañuelos, cintas, esposas y todo aquello que nuestra imaginación quiera.

Resultado de imagen de atadurasBondage, para el atador es la sensación de dominar, de tener bajo su capricho a quien se preste, es recrearse en la belleza de los nudos o en el juego de la immobilización. Para el atado, es la imposibilidad de moverse, sentir la poder que ejercen sobre él, es también el DESEO DE ESCAPARSE.

Me gusta el Shibari, el bondage, el que me aten, el sentirme dominada, el estar aprisionada, el reto de querer liberarme. Todo esto es lo mismo, simplemente jugar.

Hay ciertas ocasiones en que deseo jugar con ritmo, meditando y disfrutando del momento, entonces una buena atadura por todo el cuerpo, creando como si las cuerdas fueran pinceladas sobre mi cuerpo, me gusta el roce de las cuerdas, sentir su textura y también sentir el calor de la que persona que ata, ver como se concentra para hacer de mi una obra de arte, ser su CREACIÓN, esto me satisface. En otras ocasiones prefiero que sea el juego que lleve su armonía y aún no siendo tan lento, si no en forma más dinámica sentir las ataduras para poder ser inmovilizada y que puedan hacer conmigo lo que quieran, ser UTILIZADA es una delicia. Y en las más intensas me vuelve loca el repentino ímpetu de la improvisación, unas esposas, un pañuelo, la rudeza de lo rápido y brusco, quizás unas cadenas de frio metal, o solo unas manos fuertes, ser POSEÍDA.

 Lo mejor de todo lo dicho es cuando despierta en mí la sensación de querer liberarme, la lucha pasiva o activa por deshacer las ataduras, es el final del juego en que vence quien consigue doblegarme a su antojo, o yo, y mi poder vencer todas las dificultades y sentirme liberada.



27 de abril de 2015

Atrevimiento

El otro día tube el atrevimiento de asesorar a una chica joven y dulce. Fue una noche deliciosa, compartir mis experiencias y conocimientos con ella me hizo sentir más segura, charlamos sobre lo que era el BDSM para cada parsona, cómo se podía vivir y me complació hacer una demostración junto con un sumiso que andaba por allí (siempre bajo la atenta mirada de mi Señor).

Pocas son las noches que disfruto de la compañía de otros semejantes con pretensiones parecidas a las mías, cada vez me siento más cómoda y me place jugar con amigos. Un beso a todos vosotros, a los que veo amenudo y a los más lejanos.

Al acabar la noche pude complacer a mi Señor con mi actitud, me permitió despedirme de las dóminas que nos acompañaban con una adoración de pies.

20 de octubre de 2014

Mis Máscaras

Las máscaras a veces son parte del vestuario, sirven en muchos casos para dar el toque final al vestido,  para contribuir al anonimato de la persona, para ensalzar las prendas, o complementarlas.

Para mí no son un elemento indispensable, pues me resultan un tanto incómodas,  pero hay un morbo añadido, para algunos al observar su figura, para otros el tacto del material con el que están hechas, y quizás ser o verse diferentes, y a veces me gusta utilizarlas.

Ya resumí en otra ocasión el placer de utilizar una máscara de inhibición sensorial.

Las últimas en probar han sido unas máscaras blancas que resaltan con el negro del traje.

Las máscaras que dan pie a jugar y que escenifican la escenas son las preferidas para muchos, ya que les es más fácil ponerse en situación.

Aquí tenéis una buena muestra de algunas máscaras.