Hoy mis sentimientos están muy revueltos, no sé que me ha pasado, ya no se si esto de sumisos y amos es algo bueno, ni divertido, ni mada de nada, mi ánimo no está para nada, yo quiero un Amo pero mi alma se revela, soy de una generación que creció con los gritos de las libertarias, soy de la generación después de las feministas, mi educación religiosa y feminista se revela de vez en cuando y no me deja ser una buena sumisa. Porqué cuando me educaron para revelarme contra el machismo y a favor de la igualdad estoy asumiendo el papel de sumisa? Es una contradición en mi mente, mi ser y mi no ser.
Para que goces de tus sentidos te muestro este recopilatorio de todos mis descubrimientos y experiencias en el mundo del BDSM. Són solo opiniones.
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18 de julio de 2015
16 de junio de 2015
Sumisa... ¿Qué me gusta o no el BSDM?
¿Qué me gusta del BDSM? Pues no lo sé, todo o casi todo, depende del momento, del lugar y de las personas que me rodean.
Me gusta sobre todo las sensaciones. Me gusta la intensidad de los sentimientos, la brusquedad en acciones, la dulzura de las caricias, me gusta servir a mi amo.
Me gusta el tacto de los materiales, la suavidad de las prendas ya sean faldas de tul, medias de seda, el roce de unos guantes de látex o la dureza de las cadenas de hierro.
Me gusta cuando mi amo me coge por los cabellos y me obliga a rendirme a sus pies, o ponerme a cuatro patas o a ladrar como una perra.
Me gusta el dolor hiriente de un látigo, la palmada de una mano en mis nalgas. Me gusta el dolor agudo cuando me retuercen los pezones y el excitante calor de una lengua cuando me los comen.
Me gusta el frío miedo cuando veo que encienden una vela y la acercan a mi piel para que caiga la caliente gota de cera. Me gusta la controversia en mi mente cuando me ponen agujas. Me gusta la sensación de impotencia al estar inmovilizada.
Me gusta adorar a mi Señor, que me utilice a su antojo, servirle, arrodillarme junto a él, que sacie su placer en mí., me humille verbalmente si es su deseo y le excita. Me gusta ser su muñeca, que se sienta orgulloso de mi.
Me gusta jugar con otras personas y sentir su deseo y su diversión, me gusta hacerles gozar y que gocen de mí.
Me gusta el riesgo calculado, la inhibición de sentidos, me gusta experimentar levemente, me gusta descubrir poco a poco, Me gusta que me respeten y tengan en cuenta mis preferencias. Me gusta ir más allá. Me gusta que entiendan que si digo no, es por algún motivo. Me gusta descubrir mis límites, y saber que a veces son altos y otras son bajos.
Me gusta excitarme y excitar, me gusta jugar y que jueguen conmigo.
Me gustan otras más cosas... las que ya sé y me gustan otras que seguro que descubriré.
Estas són algunas de las cosas que me gustan del BDSM.
No me gusta muy pocas cosas..., no me gusta que no me respeten, no me gusta el dolor por el dolor, no me gusta el juego extremo y peligroso, no me gusta sentirme observada como un bicho raro, no me gusta el frío, no me gusta sentirme tensa e incómoda. No me gusta que los que están a mi alrededor se sientan molestos o que hagan cosas que no les apatece en ese momento.
No me gusta alguna otra cosa ... sobre todo las que no se parece al BDSM y dice serlo.
Y.. ¿A TI? ¿Que te gusta?
Me gusta sobre todo las sensaciones. Me gusta la intensidad de los sentimientos, la brusquedad en acciones, la dulzura de las caricias, me gusta servir a mi amo.
Me gusta el tacto de los materiales, la suavidad de las prendas ya sean faldas de tul, medias de seda, el roce de unos guantes de látex o la dureza de las cadenas de hierro.
Me gusta cuando mi amo me coge por los cabellos y me obliga a rendirme a sus pies, o ponerme a cuatro patas o a ladrar como una perra.
Me gusta el dolor hiriente de un látigo, la palmada de una mano en mis nalgas. Me gusta el dolor agudo cuando me retuercen los pezones y el excitante calor de una lengua cuando me los comen.
Me gusta el frío miedo cuando veo que encienden una vela y la acercan a mi piel para que caiga la caliente gota de cera. Me gusta la controversia en mi mente cuando me ponen agujas. Me gusta la sensación de impotencia al estar inmovilizada.
Me gusta adorar a mi Señor, que me utilice a su antojo, servirle, arrodillarme junto a él, que sacie su placer en mí., me humille verbalmente si es su deseo y le excita. Me gusta ser su muñeca, que se sienta orgulloso de mi.
Me gusta jugar con otras personas y sentir su deseo y su diversión, me gusta hacerles gozar y que gocen de mí.
Me gusta el riesgo calculado, la inhibición de sentidos, me gusta experimentar levemente, me gusta descubrir poco a poco, Me gusta que me respeten y tengan en cuenta mis preferencias. Me gusta ir más allá. Me gusta que entiendan que si digo no, es por algún motivo. Me gusta descubrir mis límites, y saber que a veces son altos y otras son bajos.
Me gusta excitarme y excitar, me gusta jugar y que jueguen conmigo.
Me gustan otras más cosas... las que ya sé y me gustan otras que seguro que descubriré.
Estas són algunas de las cosas que me gustan del BDSM.
No me gusta muy pocas cosas..., no me gusta que no me respeten, no me gusta el dolor por el dolor, no me gusta el juego extremo y peligroso, no me gusta sentirme observada como un bicho raro, no me gusta el frío, no me gusta sentirme tensa e incómoda. No me gusta que los que están a mi alrededor se sientan molestos o que hagan cosas que no les apatece en ese momento.
No me gusta alguna otra cosa ... sobre todo las que no se parece al BDSM y dice serlo.
Y.. ¿A TI? ¿Que te gusta?
Etiquetas:
BDSM,
Deseos,
experiencias,
Reflexiones,
Sentimientos,
sumisa
6 de junio de 2015
Os recomiendo este artículo shibarita
He leído y muy bien leído este artítulo publicado en Jot Down, sobre shibari, que está escrito como una poésita, os gustará.
http://www.jotdown.es/2015/05/sibaritas-del-erotismo/
Doy las gracias al fotógrafo de esta imagen y a quienes pudieron hacer posible esta foto, unos profesionales todos.
http://www.jotdown.es/2015/05/sibaritas-del-erotismo/
Doy las gracias al fotógrafo de esta imagen y a quienes pudieron hacer posible esta foto, unos profesionales todos.
4 de junio de 2015
Últimas experiencias
Dos impactos:
- Asistir a una cena, lo llamaré bodylunch, no sé como se llama.
Desde que oí hablar de ello siempre me intrigó cómo debía ser una comida en que la bandeja o mesa fuera un puerpo humano, pues ya lo sé, la experiencia no me desagradó tanto como a otro de los asistentes, ni me gustó como a la mayoría de ellos, aunque esperaba algo más impactante que unas personas joviales y agradables, fueran el soporte para unos alimentos que devoraron los comensales. Era una de esas cosas que dices que te gustaría hacer y después resulta que no és como la esperabas, lo cierto... no creo que vuelva a repetir, por lo que no comentaré más sobre ello.
- Mi exploración de las emociones y sensaciones al contemplar y acariciar cuerpos femeninos, guiada bajo las órdenes directas de dos amos, fuimos descubriendo el lado más dulce de la feminidad. Seas de la tendencia que seas (hetero, homosexual, bisexsual....) siempre se puede encontrar en el cuerpo femenino un éxtasis de placer.
- Asistir a una cena, lo llamaré bodylunch, no sé como se llama.
Desde que oí hablar de ello siempre me intrigó cómo debía ser una comida en que la bandeja o mesa fuera un puerpo humano, pues ya lo sé, la experiencia no me desagradó tanto como a otro de los asistentes, ni me gustó como a la mayoría de ellos, aunque esperaba algo más impactante que unas personas joviales y agradables, fueran el soporte para unos alimentos que devoraron los comensales. Era una de esas cosas que dices que te gustaría hacer y después resulta que no és como la esperabas, lo cierto... no creo que vuelva a repetir, por lo que no comentaré más sobre ello.
- Mi exploración de las emociones y sensaciones al contemplar y acariciar cuerpos femeninos, guiada bajo las órdenes directas de dos amos, fuimos descubriendo el lado más dulce de la feminidad. Seas de la tendencia que seas (hetero, homosexual, bisexsual....) siempre se puede encontrar en el cuerpo femenino un éxtasis de placer.
8 de mayo de 2015
¿Bondage, Shibari? o simplemente sentirse atada.
Últimamente oigo hablar del Shibari, según dicen un arte japones de las cuerdas, lo que viene siendo el bondage, palabra francesa que se utiliza comúnmente para definir la técnica de atar ya sea por medio de cuerdas, pañuelos, cintas, esposas y todo aquello que nuestra imaginación quiera.
Bondage, para el atador es la sensación de dominar, de tener bajo su capricho a quien se preste, es recrearse en la belleza de los nudos o en el juego de la immobilización. Para el atado, es la imposibilidad de moverse, sentir la poder que ejercen sobre él, es también el DESEO DE ESCAPARSE.
Me gusta el Shibari, el bondage, el que me aten, el sentirme dominada, el estar aprisionada, el reto de querer liberarme. Todo esto es lo mismo, simplemente jugar.
Hay ciertas ocasiones en que deseo jugar con ritmo, meditando y disfrutando del momento, entonces una buena atadura por todo el cuerpo, creando como si las cuerdas fueran pinceladas sobre mi cuerpo, me gusta el roce de las cuerdas, sentir su textura y también sentir el calor de la que persona que ata, ver como se concentra para hacer de mi una obra de arte, ser su CREACIÓN, esto me satisface. En otras ocasiones prefiero que sea el juego que lleve su armonía y aún no siendo tan lento, si no en forma más dinámica sentir las ataduras para poder ser inmovilizada y que puedan hacer conmigo lo que quieran, ser UTILIZADA es una delicia. Y en las más intensas me vuelve loca el repentino ímpetu de la improvisación, unas esposas, un pañuelo, la rudeza de lo rápido y brusco, quizás unas cadenas de frio metal, o solo unas manos fuertes, ser POSEÍDA.
Lo mejor de todo lo dicho es cuando despierta en mí la sensación de querer liberarme, la lucha pasiva o activa por deshacer las ataduras, es el final del juego en que vence quien consigue doblegarme a su antojo, o yo, y mi poder vencer todas las dificultades y sentirme liberada.
Bondage, para el atador es la sensación de dominar, de tener bajo su capricho a quien se preste, es recrearse en la belleza de los nudos o en el juego de la immobilización. Para el atado, es la imposibilidad de moverse, sentir la poder que ejercen sobre él, es también el DESEO DE ESCAPARSE.
Me gusta el Shibari, el bondage, el que me aten, el sentirme dominada, el estar aprisionada, el reto de querer liberarme. Todo esto es lo mismo, simplemente jugar.
Hay ciertas ocasiones en que deseo jugar con ritmo, meditando y disfrutando del momento, entonces una buena atadura por todo el cuerpo, creando como si las cuerdas fueran pinceladas sobre mi cuerpo, me gusta el roce de las cuerdas, sentir su textura y también sentir el calor de la que persona que ata, ver como se concentra para hacer de mi una obra de arte, ser su CREACIÓN, esto me satisface. En otras ocasiones prefiero que sea el juego que lleve su armonía y aún no siendo tan lento, si no en forma más dinámica sentir las ataduras para poder ser inmovilizada y que puedan hacer conmigo lo que quieran, ser UTILIZADA es una delicia. Y en las más intensas me vuelve loca el repentino ímpetu de la improvisación, unas esposas, un pañuelo, la rudeza de lo rápido y brusco, quizás unas cadenas de frio metal, o solo unas manos fuertes, ser POSEÍDA.
Lo mejor de todo lo dicho es cuando despierta en mí la sensación de querer liberarme, la lucha pasiva o activa por deshacer las ataduras, es el final del juego en que vence quien consigue doblegarme a su antojo, o yo, y mi poder vencer todas las dificultades y sentirme liberada.
27 de abril de 2015
Atrevimiento
El otro día tube el atrevimiento de asesorar a una chica joven y dulce. Fue una noche deliciosa, compartir mis experiencias y conocimientos con ella me hizo sentir más segura, charlamos sobre lo que era el BDSM para cada parsona, cómo se podía vivir y me complació hacer una demostración junto con un sumiso que andaba por allí (siempre bajo la atenta mirada de mi Señor).
Pocas son las noches que disfruto de la compañía de otros semejantes con pretensiones parecidas a las mías, cada vez me siento más cómoda y me place jugar con amigos. Un beso a todos vosotros, a los que veo amenudo y a los más lejanos.
Al acabar la noche pude complacer a mi Señor con mi actitud, me permitió despedirme de las dóminas que nos acompañaban con una adoración de pies.
Pocas son las noches que disfruto de la compañía de otros semejantes con pretensiones parecidas a las mías, cada vez me siento más cómoda y me place jugar con amigos. Un beso a todos vosotros, a los que veo amenudo y a los más lejanos.
Al acabar la noche pude complacer a mi Señor con mi actitud, me permitió despedirme de las dóminas que nos acompañaban con una adoración de pies.
20 de octubre de 2014
Mis Máscaras
Las máscaras a veces son
parte del vestuario, sirven en muchos casos para dar el toque final al
vestido, para contribuir al anonimato de
la persona, para ensalzar las prendas, o complementarlas.
Para mí no son un elemento indispensable, pues me resultan un tanto incómodas, pero hay un morbo añadido, para algunos al observar su figura, para otros el tacto del material con el que están hechas, y quizás ser o verse diferentes, y a veces me gusta utilizarlas.
Para mí no son un elemento indispensable, pues me resultan un tanto incómodas, pero hay un morbo añadido, para algunos al observar su figura, para otros el tacto del material con el que están hechas, y quizás ser o verse diferentes, y a veces me gusta utilizarlas.
Ya resumí en otra ocasión el placer de utilizar
una máscara de inhibición sensorial.
Las últimas en probar han sido unas máscaras blancas que resaltan con el negro del traje.
Las
máscaras que dan pie a jugar y que escenifican la escenas son las preferidas
para muchos, ya que les es más fácil ponerse en situación.
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