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14 de junio de 2012

Velas, cera y experiencias

 
Le tengo mucho respeto a todo lo relacionado con el fuego, por ello la primera vez que me propusieron jugar con velas me horroricé, que una gota caliente de cera pudiera tocar mi piel o la de cualquier ser era impensable, hasta que llegó el día y pudo más mi curiosidad, he de decir que el salto que pegué al notar la cera en mi piel fue expectacular, aunque el dolor en sí casi ni lo noté, era una cuestión psicológica.

 No sé que me hizo repetir al cabo de un mes, quizás el  ver a mi amo un poco decepcionado al no poder cumplir uno de sus deseos, hacer dibujos de cera en mi cuerpo, mi mayor alegría es complacer a mi señor y puse empeño en ello, practicando  un poquito cada vez, resistiendo primero una gota, después dos, otro día tres... increíblemente el cerebro es alucinante, parecía como si en cada sesión la vela quemara a menos temperatura, hasta gustarme notar la caliente cera, no es uno de mis juegos favoritos, pero ahora disfruto viendo a mi amo cómo juega con la cera sobre mí, todabía no realiza dibujos, pero todo llegará tarde o temprano.






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