En estos últimos meses me han ocurrido muchas cosas, algunas buenas, otras no tanto y otras malas, así es la vida, como siempre se dice, esto ocurre para que no nos aburramos, por ello mi vida erótica y sentimental ha estado un poco a trancas y barrancas.
He descubierto que he aprendido cosas sin darme cuenta... No hace ni un año no sabía lo que era hacer florecer intensamente los sentimientos, no sabía nada del sexo extremo, del bdsm, ni nada de lo que ahora se, no podía imaginar la erótica del sometimiento, el darse a una persona en cuerpo y alma, del placer de ofrecerse sin importar lo que hagan contigo porque tus deseos son los deseos a la otra persona, no sabía lo que puede llegar a ser dominar y tener ante ti a alguien que se rinda a tus pies. No sabía nada de ese placer intenso que guardamos muy en el fondo nuestro y nos negamos a dar fe de su existencia. Pero... Jugamos o somos así en realidad.
El otro día hablando con un buen amigo nos sorprendimos mutuamente al descubrir que ambos practicábamos los mismos juegos eróticos, y extrañado me comentó que no podía ser, me conocía de mucho tiempo atrás y con mi carácter soñadora, romántica y bastante mimosa, no podía ni ser sumisa ni ser ama, conmigo el sexo solo podía ser vainilla, solo jugaba a complacer los deseos de la otra persona. Y yo me pregunto: ¿complacer los deseos de la otra persona no es una de las finalidades del ser sumisa?.
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