Muy buenas:
Hoy he tenido una mañana movidita, asuntos personales que atender, suerte que tengo un gran apoyo a mi lado. Después seguimos con el ajetreo, esta vez diferente, y yo pensando que después de la realidad va bien jugar. De el amigo, el compañero, se pasa al Amo, al dueño, es una línea que a veces traspasamos casi sin darnos cuenta.
Esta vez ha ido un poco más allá en dureza y determinación, en esta sesión me puso un arnés y un collar con correa que dio el sentido de posesión y dominación, una máscara de látex negra. Y entre sus manos fui un muñeco. Con la fusta enrojeció mi trasero, tras atarme en la cama, se entretenía acariciándome, besándome, jugando, puso pinzas en mis pechos y en mis partes más íntimas, que me dolieron más quizás por mi estado de ánimo o puede que por la posición, no sé, porque eran las mismas de siempre. Me pareció una eternidad, era presa de la excitación, el deseo me arrastraba, el dolor no me dejaba pensar, y el placer se mezclaba con todo lo anterior, hasta que llegó ese momento en que no se puede más que decir: "Soy toda tuya", pues, mi cuerpo y mi alma deseaba ser de él, que jugara a su antojo, entre sus manos me dejé llevar.
Quizás fue todo en conjunto lo que me excitó. Sus ordenes, el adorarle empezando por sus botas y su persona, el estar atada y más tarde cuando soltó mis ataduras el ser su perrita, todo ello me llevó a darle el placer que pedía, hasta que tras su eyaculación quedó en calma.
Después de reponer fuerzas nos despedimos... hasta su vuelta que larga será mi espera.
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