Confianza… una bonita palabra y algo bonito en sí, en el
BDSM es algo primordial, sin ello no se podría hacer nada, la confianza en una
relación de sumisión y dominación es algo que está ahí desde el principio,
debes tener confianza en tu pareja y ella en ti en todo momento, ¿cómo podrías
obedecer ciegamente sin tener confianza? u ¿ordenar sin confiar en que tus mandatos serán obedecidos? Es algo
que se presupone y sin confianza no existe relación D/s ni de otro tipo, como
leía en otro sitio sería algo distinto y ya nos meteríamos por otros derroteros
más delicados.
Si me preguntan si tengo confianza en mi pareja, yo tendría que responder: SI, ciegamente, si no, no podría entregarme
plenamente y obedecer sus deseos, no me imagino dejándome atar sin confiar, ni
dejar que castigue mis nalgas con su fusta no confiando que parará en el
momento adecuado. Confío plenamente en
que procurará mi bien y disfrute, que él también será fiel a sus principios y
disfrutará con lo que hace, que será una relación perfecta, satisfará mis expectativas
y yo las suyas, porque si no fuera así no habría razón de estar con él.
La confianza es bonita y se presupone,
pero… que pasa cuando traicionaron tu confianza, cuando alguna vez la confianza
que pusiste en otra persona fue en vano y te lastimaron. Alguna vez me ocurrió
y se pierde esa confianza, se ve dañada y afecta a las próximas relaciones,
depende de las circunstancias te hace más fuerte o más débil, hace que te protejas más. La mayoría de las
personas se hacen más fuertes y enseguida olvidan, a mi me ocurrió y dejó su
huella, es difícil restablecerla por completo aunque cambies de pareja y sea
totalmente diferente, esto puede servir para todo tipo de relaciones.
Lo único que sé es que yo tengo completa
confianza en mi relación aunque a veces algún fantasma se cruce por mi mente y
me haga pensar cosas absurdas, vuelvan mis temores y por unos instantes parezca
que pierdo la confianza. En esos momentos mi lucha interior me hace ser
negativa y dudar de mi confianza, pero
tengo por seguro que confío en mi Señor y deseo con todo mi corazón que siempre
permanezca a mi lado haciendo lo que él desee.
Gracias a mi Señor por confiar en mí, sobre
todo en los momentos bajos y darme parte de su fuerza. Todos aprendemos de los
demás pero, lo que yo aprendo de ti es inestimable.
Me rindo a tus pies mi Señor.
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